Un Mejor Lugar

La humildad  junto a la paciencia, constituyen dos de las grandes cualidades que pueden convertir a cualquiera en una persona exitosa, pues son valores con inmenso poder, ya que la paciencia puede hacerte lograr grandes cosas, por no permitir que te desesperes con facilidad y hacer que tengas la cabeza fría para tomar decisiones en momentos claves.

La humildad por otro lado, es la virtud que permite interactuar con cualquier persona, permite conocer el verdadero mundo, pues al ser humilde los prejuicios desaparecen y la comprensión abunda; para el humilde el otro no es alguien diferente, inferior o superior, simplemente es otro mundo, otros sueños, otra vida totalmente comprensible y respetable.

Hoy, los jóvenes han ido de a poco olvidando que son estos valores en la práctica, porque el mundo actual incita a las personas a olvidarse del otro y pensar más en si mismos, como si la vida fuera una especie de competencia en la que debes siempre llegar de primero, y en la que sientes que todo lo mereces, muchas veces sin tener que hacer el esfuerzo requerido para obtenerlo.

Por eso es necesario conocer nuestro limite y nuestro valor, pero no basándonos en la unidad de medición cuantitativa sino cualitativa, basándonos en lo que somos como personas, como familiares, como amigos, y como individuos que necesitan hacer parte de un colectivo, y que solo conociendo nuestro valor, sabremos que merecemos y que no, y entonces podremos tener potestad sobre nosotros mismos y saber si estamos accediendo a un sueldo merecido, o estamos siendo explotados.

Y es hora de parar los eufemismos, debemos mencionar las cosas por su nombre, porque no está bien que nos paguen poco por hacer más, ni viceversa, lo que fuere que hagamos debe ser bien remunerado y punto, pues resulta que nadie desea trabajar mucho para que se le pague menos, o haber estudiado para ser cirujano y terminar siendo médico general, es cuestión de lógica, sin embargo y precisamente por esto es necesario manejar la ansiedad y controlar las decisiones que podamos tomar por desesperación, pues siempre hay que aguantar la tormenta para poder disfrutar la calma.

Solo conociéndonos a nosotros mismos y sabiendo que podemos dar y que no, podremos exigir lo que realmente merecemos, para así dejar de regalar nuestro tiempo y trabajo por necesidad, y aunque en ocasiones no quede otra opción, nunca te conformes con lo que tienes ahora, nunca pares, nunca dejes de intentar estar en un mejor lugar. Y que esa sea siempre la meta que te traces, “intentar siempre estar en un mejor lugar”

 


Autor: Juan Fernando Agudelo para Universo Consultores